Comentario político de Luis Villares D.
A día de hoy, aún retumban en mi cabeza las promesas de los distintos candidatos a la alcaldía, sometidos a elección el pasado 28 de mayo. Fue un período intenso de intentos de incisión en las mentes españolas. Innecesario debiera reultar poner de manifiesto que los ciudadanos se merecen un descanso de tanto “politiqueo”, colgar el cartel de cerrado por vacaciones, pero (por ventura o desventura) no será así.
Hace escasos días, el presidente del Gobierno afirmó que el 23 de julio de 2023 volverá a haber elecciones. Sí, otra vez. En esta ocasión, generales. Los medios de comunicación volverán a inundar su contenido (de manera interesada, o no) de “campaña política”. Una vez más, y en un período de tiempo mínimo respecto a los anteriores comicios, seremos bombardeados con frases ambiguas y genéricas, promesas y halagos. Los discursos se llenan de acusaciones, desmentidos y confrontaciones personales, aspecto éste que puede generar desencanto y desilusión en los ciudadanos, que esperan escuchar ideas claras y soluciones reales a los problemas que les afectan. Los candidatos suelen recurrir a fórmulas y frases hechas que se repiten una y otra vez en sus discursos, lo cual termina por hacer que el pueblo se agote y perciba la campaña como algo predecible y poco innovador. Paciencia.
La razón del adelanto de la fiesta de la democracia ha sido objeto de debate, pero pocos aspectos se pueden sacar en limpio. La cuestión reside en que nos adentramos en un panorama político incierto, tenso y farragoso.
Se nos presenta, sorprendentemente, un escenario cada vez menos polarizado. Todo apunta a que el grueso de los votos será repartido entre cuatro fuerzas distintas: Partido Popular, Partido Socialista, Súmar y VOX. No obstante, muchísimas más formaciones políticas podrán ser elegidas (de recomendable visionado aquel artículo sobre el “voto útil”, escrito también desde la asociación, aún presente en la web). Así pues, esbocemos de manera concisa la situación con la que afrontan los guerreros la gran batalla del 23-J.
Partido Popular: uno de los grandes reforzados de las pasadas elecciones. Han recuperado ayuntamientos “a diestro y siniestro”, y se han aprovechado del manifiesto desgaste que provocaron estos cuatro años sobre el Gobierno de Pedro Sánchez. Alberto Núñez Feijóo parte, a nuestro parecer, como favorito para incorporarse a la Moncloa como Presidente.
Partido Socialista: de manera antagónica a lo anterior expuesto, los resultados del 28-M han sido excesivamente perniciosos para el PSOE. Tal ha sido la magnitud, que se adelantaron las elecciones (ya sea para beneficio o perjuicio del propio partido). Deberán preparar una trabajada campaña para intentar aguantar la embestida.
Sumar: saltan a la palestra por vez primera en unas elecciones de este calibre, no faltos de polémicas. Yolanda Díaz consiguió agrupar a buena parte de Unidas Podemos, pero “vetó ” a algunas de sus caras más visibles (Irene Montero, Pam, de manera colateral Echenique…). Es imposible conocer a estas alturas si se trata, o no, de un acierto político. La opinión está dividida: algunos consideran que dejar atrás los dirigentes de una formación morada que va a menos es un acierto, mientras que otros tildan a la principal dirigente de Sumar como traidora.
De lo que estamos seguros es que una fragmentación de la izquierda los condenará a un fracaso inmediato, y quizá sea esa la razón por la que varias formaciones políticas (incluida la cesión de intereses de Unidas Podemos) se están agrupando en torno a la figura (y cara, que con total probabilidad se estampara en la propia papeleta electoral) de la gallega Yolanda.
VOX: después de unas beneficiosas elecciones, VOX se planta en ellas con seguridad, pero sobre todo con la lealtad y fidelidad de sus votantes, aspecto este que juega muy a su favor. Su objetivo real es intentar entrar en el Gobierno como sea. Si serán capaces o no, es imposible conocerlo a día de hoy; se les someterá a una prueba para ver si acusan el desgaste político, pues ya no son esa novedad de hace cuatro años.
Por desgracia o por fortuna, estimados lectores, la política formará parte de nuestras vidas también en vacaciones de manera activa. No nos dejan cerrar el pensamiento político, sino que debemos estar abiertos por vacaciones.