En plena Avenida de Magoi (Lugo) el ciudadano de a pie puede disfrutar de las vistas de un auditorio digno de grandes ciudades, fruto de alrededor de veinte millones de inversión por parte de la Xunta de Galicia, una cifra nada desdeñable en la actualidad. No obstante, lo que podría ser el hogar de interpretaciones, risas o divulgaciones, es en la actualidad un edificio inoperativo y plagado de deficiencias derivadas de la inutilización.
Pero… ¿cómo se ha llegado a esta situación?
La Xunta adjudicó la obra hace más de diez años a tres constructoras, por diecisiete millones de euros. Una vez finalizada la misma, surgió el problema del equipamiento del auditorio; la administración local afirmaba tener dinero para ese fin, pero resultó no ser suficiente, si bien aportó 1,2 millones para la propia obra. Después de meses de altibajos en las negociaciones entre el ente autonómico y local, se llegó a un acuerdo por el que la Xunta también sufragaría el equipamiento a cambio de la condonación de ciertos impuestos. Asimismo, hubo problemas con el suministro eléctrico y la necesidad de revisar el edificio a través de diferentes técnicos (según declaró el propio Ayuntamiento), que retrasaron la recepción del edificio por parte del Concello de Lugo. Realmente, de esto se desprendía la no urgencia para la apertura por la entidad local, a la que se suma, quizá, la falta de una partida presupuestaria destinada a ese fin.
En junio del año 2020 la Xunta de Galicia formalizó la entrega del auditorio a la administración local, que pasó a formar parte del patrimonio del Ayuntamiento de Lugo. Naturalmente, un edificio inoperativo durante años genera ineficiencias y desperfectos por el mero hecho de su no utilización, y a día de hoy (salvo un conato de apertura previo a las anteriores elecciones municipales) sigue sin inaugurarse.
De lo anterior expuesto se percibe que no hay urgencia o necesidad de comenzar la actividad en el auditorio, pero simultáneamente que no hay un presupuesto holgado para hacerlo. Existiría una convivencia con el Auditorio Gustavo Freire (que podría haber sido objeto de reforma previamente a la construcción del Auditorio), el MIHL (infrautilizado) y O Vello Cárcere.
Desde una perspectiva racional, si realmente se le diera uso, la visión optimista sería la de una apertura inminente, pero parece que no es así; o quizá es que la demanda cultural, por desventura, está yendo a menos.
Por Luis V.D.